Entendiendo el anhelo de perfección de los padres en tiempos de crisis.

En la rutina de los días previos a la cuarentena generada por el Covid 19, los padres de familia (utilizaré el genérico) estaban acostumbrados a un cierto horario y régimen de convivencia con sus hijos, una parte importante de este ritmo se basaba en el hecho de que los niños asistían a los colegios en horarios que varían desde las 8 de la mañana hasta las 12:30 en escuelas públicas o 3 de la tarde en privadas. Los padres de los niños llegaban a casa en promedio 5 o 6 de la tarde y convivían con ellos desde esa hora hasta la hora de dormir.

La cuarentena hace que, para los casos donde los padres tienen la fortuna de poder guardar la cuarentena en casa,  la convivencia ahora sea continua, y en muchos casos sin juzgar la situación de buena o mala, simplemente no estaban preparados para ello.

Convivir de manera continua ha hecho que muchos padres tengan la oportunidad de observar la relación que tienen con sus hijos, los miran, evalúan su rendimiento escolar, su comportamiento y forma de relacionarse con los demás integrantes de la familia. Desafortunadamente, de manera casi inevitable llegan a evaluarse a ellos mismos como padres, y menciono que es desafortunado por que se están evaluando bajo situaciones de convivencia completamente atípicas, los niños están viviendo cosas que en su vida cotidiana nunca viven: el aislamiento, tener a los papás cerca de ellos todo el tiempo, estar lejos de sus amigos, no ir a la escuela, etc. Es evidente que los niños no están comportándose de la manera cotidiana.

En ese escenario los padres de familia (mismos que están fuera de sus propios ritmos de vida) deciden que deben corregir todo aquel comportamiento de sus hijos que esté mal. Quieren enseñarles cosas que no van de acuerdo a su nivel escolar o de desarrollo, buscan que los niños se comporten como si no fueran pequeños, que no hagan ruido, corran, brinquen , jueguen, hagan travesuras y en general todo aquello que los padres interpretan como mala conducta.

Lo anterior se empeora si los padres ahora trabajan en casa, en algunos casos (más de los que me gustaría saber), los padres quieren que los hijos se comporten en casa, mientras ellos trabajan, como si el niño fuese quien va de visita a la oficina de los padres, entendamos una cosa, somos los adultos quienes por necesidad mudamos las oficinas a la casa, no son los niños los que vienen a nuestra oficina.

Los padres se preocupan y en su tiempo mental libre se cuestionan sobre si hacen bien o mal las cosas, quiero explicarte esto, estás aprendiendo a ver a tus hijos todo el tiempo y a verte como padre de la misma forma. A diferencia de nuestro trabajo donde hay protocolos, reglas etc., El trabajo de padre de tiempo completo es algo en lo que estas incursionando, se vale no saber hacerlo, sobre todo si antes de la pandemia no estuvo en tu plan de vida que las cosas funcionaran así.

Conozco muchos profesionistas que están aprendiendo a llevar la formación de sus hijos, sin darse cuenta de que el mundo de ellos como adultos cambió de manera radical, pongo un ejemplo: una madre profesionista con alto cargo en una empresa automotriz con mas de 30 colaboradores bajo su dirección, encargada de relaciones con fabricantes de autos a nivel internacional, posgrados, etc. Ahora está desesperada porque no sabe hacer la limpieza de su casa, carece del mínimo sazón y sus hijos la desesperan. Para acabar de complicar todo, ella se juzga mala madre por no saber guiar a sus hijos y desesperarse con ellos. Entendamos, toda su vida ella delegó la educación de sus hijos a los colegios de primer nivel que ella paga porque eduquen a sus pequeños, pagaba para que personas de su confianza atendieran la limpieza de su casa por lo menos tres veces a la semana. Ahora ella es injusta consigo misma al pretender poder hacerse cargo de los hijos, el trabajo a distancia y el mantenimiento del hogar.

Muchas personas ahora quieren ser padres perfectos y eso es imposible en esta situación que atravesamos y que en muchos sentidos creemos que será temporal; Quieren perfección en ellos y en sus hijos, eso no va a funcionar.

¿Cómo dejar de pretender ser padres perfectos?

En esta cuarentena es útil revalorar la función que desempeña cada persona en nuestra vida, las personas que nos dan servicio y a quienes damos servicio, podemos darnos cuenta de todo lo que delegamos y de todo de lo que nos encargamos y ponderar las cosas desde un punto de vista más claro y justo. Padres que quieren ser perfectos habitualmente van a lesionar las relaciones con sus hijos, todos podemos mejorar, eso es innegable, pero liberemos a los demás de nuestra necesidad de perfección y del deseo de ser buenos en todo.

Si te juzgas por aquello que nunca habías hecho y ahora por necesidad tienes que hacer, el juicio será injusto y te vas a condenar a un castigo emocional.

Para reflexionar…

Quiero regalarte esta idea: En tu trabajo si tuvieras que compartir espacio  con personas de tu mismo nivel ¿qué haces?, te adaptas y buscas la manera en que todos puedan funcionar más o menos de manera adecuada, no te pones a gritarles o pelearte con ellos, no los puedes despedir pues son de tu mismo nivel; En la casa la situación es semejante, trata de funcionar lo mejor que puedas, evidentemente en casa no te respetan por el puesto que ocupas, te respetan por la persona que eres y como te comportas con ellos.

La pandemia pasará de alguna forma u otra, lo importante no será si tus hijos se retrasan un mes o más en la escuela, lo importante será lo que tus hijos aprendan de su familia y de ti. Tal vez enseñándoles a ellos que la perfección es inalcanzable puedas aprenderlo tú también.

Soy Luis Cardona, Psicólogo del equipo PSI y Director de la clínica de ansiedad. Gracias por leerme hoy y si tienes dudas coméntalas aquí o no dudes en contactarnos si requieres de una orientación más profesional en temas de paternidad.